Durante los últimos cinco años, el delito de odio ha sido el término legal más utilizado en la esfera pública y, al mismo tiempo, la categoría más dogmática atendida por la doctrina y la jurisprudencia. Cuando se aplica esta noción a los delitos de opinión, el interés se multiplica porque existe una preocupación que podríamos resumir de la siguiente manera: delitos de odio + delitos de actuación = delitos de opinión. Por tanto, estamos en el momento oportuno para presentar este trabajo, sobre todo si tenemos en cuenta el reciente anuncio del legislador de abordar una reforma rigurosa de estos delitos. El trabajo del lector se basa en una idea: el debate sobre los delitos de opinión debe elevarse a un nivel anterior a las propias figuras delictivas. Un estudio serio de estos temas requiere la toma de una Parte General y Especial de los crímenes de opinión. Y aquí presentamos al lector la Parte General: los crímenes de opinión, cuando tienen como objetivo proteger a grupos discriminatorios, reflejan la filosofía política, el sesgo político criminal internacional y europeo, y los marcos constitucionales establecidos por el intérprete supremo de la Constitución. La obra sería un sentido homenaje a la libertad de expresión, pero sin dejar de lado el otro elemento crucial de este debate: los grupos históricamente discriminados. Surge así el binomio que inspira a los investigadores que han trabajado en este trabajo: proteger e identificar a los grupos vulnerables desde la estricta apreciación de la libertad de expresión.