¿Qué significa ser libre? ¿Podemos siquiera demostrar que lo somos? E incluso si realmente lo fuéramos, ¿por qué deberíamos subordinar nuestra libertad a un estándar ético? Si el universo no muestra ningún interés en nosotros, ¿por qué deberíamos actuar moralmente? Practiquemos bien o no, la naturaleza seguirá su curso y permanecerá ciega a los esfuerzos éticos de la humanidad. Por mucho que intentemos escuchar su voz, su lenguaje siempre será inviolable e incomprensible a nuestros deseos, ya que se basa en leyes matemáticas impersonales, fijadas en el comienzo del universo y discretas de cualquier preocupación por nuestro destino y el mundo. valor de nuestras acciones. El sentimiento de libertad busca dar respuesta a estas preguntas, cuando la libertad surge como la capacidad de crearnos, de construir, de dedicarnos al futuro y de ampliar los horizontes y posibilidades de nuestra reflexión.