En julio de 1889, un periódico de Buenos Aires se burló de la creciente popularidad del hipnotismo entre los habitantes de la ciudad. Irónicamente, profetizó que la hipnosis pronto traería “más cola que cometa” y que sus efectos se verían “principalmente en farmacias y comisarías”. Este libro intenta documentar que la predicción no fue del todo incorrecta. Las páginas de esta obra recrean la trama abigarrada de los actores que se movilizan en torno a esta innovación terapéutica a fines del siglo XIX y también enfatizan que esta historia se expandió esencialmente en dos extremos contrastantes de la escena cultural. Por un lado, el mundo del suministro y consumo de bienes y servicios medicinales, que puede consolidarse imperfectamente con el término “boticario”. Por otro lado, los conflictos, cambios y agravios que evidenciaron la propagación temprana de la hipnosis en el territorio del Río de la Plata, y exigieron acciones de calma o vigilancia de los comisionados y autoridades de salud. La medicina ocupó allí un lugar inutilizable y paradójico. Buscó acaparar el uso del hipnotismo en el mercado de la curación y trató de hacer valer su voz en las disputas generadas durante su implementación, pero sus orígenes en ambos lados fueron algo estériles. Los egresados ​​fueron eclipsados ​​por otros actores que mostraron habilidades mejores y más atrevidas, como calentadores, magnetistas, espiritistas y dilemas. Este volumen examina la historia del estudio de caso fronterizo. Aquí están las múltiples tareas del médico español Alberto Díaz de la Quintana en Buenos Aires entre 1889 y 1895. Además de practicar la hipnosis implacable, este egresado extranjero fundó una revista pionera especializada en el tema, dirigió un periódico, realizó exposiciones públicas, inventó inventos y escribió obras de teatro. En todo caso, cierta empresa reivindicó gran parte de su energía: acusado mil veces de práctica médica ilegal, luchó contra sus homólogos en Argentina, desde el escenario periodístico y desde el ámbito judicial. El análisis de sus días porteños sirve como una excelente manera de comprender el escenario contradictorio y lucrativo del hipnotismo en una ciudad sedienta de novelas.