Los profetas actúan como intermediarios entre los mundos humano y divino, dándoles un estatus especial en la historia a través de diferentes religiones y culturas. Para los musulmanes, el profeta Mahoma (570–632 d. C.) representa la línea de profetas monoteístas, incluidos Abraham, Moisés y Jesús. A lo largo de su vida, Mahoma superó la oposición e hizo reformas, estableciendo firmemente una próspera comunidad de creyentes que se convertiría en una gran civilización en la tierra. La vida y las acciones del Profeta continúan inspirando a los musulmanes de todo el mundo en la actualidad.

El Profeta Muhammad presenta un retrato esclarecedor de Muhammad en su calidad de mensajero de Dios y figura ejemplar para los musulmanes. Al revelar los desafíos y las virtudes de la profecía, Stephen Burge examina cómo los profetas alentaron la relación de las comunidades de fe con la Divinidad y entre sí. Al hacerlo, este fascinante relato ilustra la influencia duradera de la profecía y el profundo legado del Profeta Muhammad.